Un gobernante serbio de la familia Pastrović, Esteban guió a su pueblo a través de un período muy difícil, luchando valientemente contra los turcos y los latinos. Este gran príncipe—varón justo y piadoso, y un patriota—puede ser comparado a san Alejandro Nevsky o al santo rey Juan Vladimir. Entró a su descanso a principios del siglo XVI (según algunos, en 1515). Una luz aparecía sobre su tumba de noche, a través de la cual sus reliquias fueron halladas. Estas fueron atesoradas por mucho tiempo en el Monasterio de Sisatovac en la cordillera de Fruška Gora [localizada en el noreste de la antigua Yugoslavia], siendo luego llevadas a Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial para ser colocadas en la catedral junto a las reliquias del santo príncipe Lázaro. Su esposa Elena, viendo las reliquias incorruptas de Esteban y los milagros obrados por ellas, se hizo monja, entregándose al ascetismo hasta su muerte.




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