Cerca de mediados del 1237-1244, Rusia fue invadida por mongoles. Primeramente saquearon el principado de Riazan y de Vladimir, luego en la parte sur de Rusia fueron destruidas las ciudades de Periaslv, Chernigov, Kiev, y otras. Los pobladores de estos principados perecieron en sangrientas batallas; las iglesias fueron saqueadas, y vituperadas, el famoso monasterio de Kiev destruido y los iconos esparcidos por los bosques
En resumen todas estas penurias eran consecuencia de invasiones de salvajes ordas, para quienes la guerra era necesaria para el saqueo. Los mongoles generalmente obraban del mismo modo con todas las religiones. Su manera de actuar se regía por Iasa (libro de prohibiciones), conteniendo las grandes reglas del Gran Chenguiskan. Uno de los preceptos de Iasa, obligaba a respetar y temer a todos los dioses, sean de quien fueren. Por ello en la orda Dorada se celebraban ritos de diferentes religiones. Y los mismos Janes no fallaban en las celebraciones cristianas, musulmanas, budistas y otros ritos.
Pero, procediendo con indiferencia y con respeto hacia el cristianismo, los Janes obligaban hasta a nuestros príncipes al cumplimiento de algunos ritos supersticiosos, como ej: pasaje por fuego purificador, antes de presentarse ante el Jan reverenciar representaciones de extintos Janes, al sol, o a matorrales. Para la concepción cristiana esto significaba ofensa a la fe verdadera, algunos de nuestros príncipes prefirieron soportar la muerte, antes de cumplir con estos ritos paganos. Entre ellos corresponde citar al príncipe Miguel de Chernigov y su boyardo Teodoro, atormentados en la orda en el 1246.
Cuando el jan Batuí, reclamó al príncipe Miguel de Chernigov, este fue bendecido por su padre espiritual el obispo Juan, prometiéndole morir por Cristo y por la santa fe antes que adorar a los ídolos. Lo mismo prometió el boyardo Teodoro. El obispo los afianzó en esta decisión y les dio los dones Divinos orientándolos hacia la vida eterna. Antes de la entrada en las filas del jan los sacerdotes mongoles obligaron a príncipes y boyardos a adorar hacia el sur hacia la sepultura de Chenguiskan, además del fuego a ídolos de fieltro. Miguel contestó: "El cristiano tiene que adorar al Creador y no a lo Creado."
Conocido por Batuí esto, lo enardeció y obligó a Miguel a elegir uno de dos, : o cumplir con pedidos de los sacerdotes o la muerte. Miguel contestó: el estaba decidido a reverenciar al jan, a quién el mismo Dios entregó su poder, pero no puede cumplir con lo que piden los sacerdotes. El nieto de Miguel el príncipe Boris, y los boyardos de Rostov le imploraron cuidara de su vida , ofreciéndole llevar sobre si y el pueblo la penitencia por su pecado. Miguel no quería escuchar a nadie. Arrojó de los hombros la capa de piel principesca y dijo: "No sucumbirá mi alma, me alejaré del mundo perecedero." Mientras llevaron la respuesta al jan, el príncipe Miguel y el boyardo entonaban salmos , y uniéronse a los santos Dones dados por el obispo. Pronto llegaron los asesinos. Tomaron a Miguel y comenzaron a pegarle con los puños y palos en el pecho, lo colocaron con el rostro hacia el suelo pisándolo , finalmente le cortaron la cabeza. Su ultima palabra fue: "Soy cristiano." Luego de la misma manera fue martirizado su boyardo. Sus santas reliquias permanecían en el monasterio de Arjanguelsk en Moscú.
Al comienzo del siglo 14 (1313), los janes adoptaron el islamismo, quienes se destacaron por su impaciencia y su fanatismo. En resumen los janes permanecían actuando de la misma manera en relación a los rusos bajo la ley de Chenjiskan y sus costumbres ancestrales—y no solo no perseguían al cristianismo en Rusia sino que patrocinaban la iglesia Rusa. A esto ayudaron muchos príncipes rusos y prelados de la iglesia rusa a quién el Señor elegía para ello en este duro momento para Rusia.
Tropario: Sus vidas martirizadas ofrecidas, con coronas confesas adornadas, hacia los cielos fluyeron, Miguel el Sabio con Teodoro, orad a Cristo Dios por nuestra patria y todos los cristianos ortodoxos, con Tu gran misericordia.