Era discípulo de los santos Cirilo y Metodio, y uno de los «Cinco Compañeros»—aquellos celosos colaboradores de los Apóstoles de los eslavos. San Nahum viajó a Roma, donde llegó a ser reconocido a causa de su poder milagroso y su gran erudición. Conocía muchos idiomas. Al regresar de Roma, se estableció a orillas del lago Ohrid, con la ayuda del emperador Boris-Miguel de Bulgaria. Mientras san Clemente aún laboraba en Ohrid como obispo, san Nahum construyó un monasterio junto a la orilla sur del lago -- monasterio que adorna aquella orilla aún hasta este día, tal como el nombre de san Nahum adorna la historia del cristianismo eslavo, y ha sido a través de los siglos fuente de fortaleza y socorro para los enfermos y los desdichados. Muchos monjes de todas partes de los Balcanes se congregaron alrededor de san Nahum, que era un sabio maestro, un estricto asceta, un obrador de milagros, y un hombre de oración. También un trabajador incansable, san Nahum laboró especialmente para traducir las Sagradas Escritures del griego al eslavo. Fue un obrador de milagros tanto durante su vida como después de su muerte, y sus taumatúrgicas reliquias aún hoy obran muchas maravillas, particularmente sanando de enfermedades graves y de la locura. Entró a su descanso en la primera mitad del siglo X, y fue al gozo de su amado Cristo.




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