El Santo nació en Egipto y desde muy niño tenia “Espíritu de amor y templanza” (2ª Timoteo 1:7) este espíritu, quedo más en evidencia cuando creció.
Después de repartir toda su herencia entre los pobres, se retiro al desierto abandonado todo. Allí pasaba su tiempo rezando y estudiando. A cada persona cansada que pasaba por su morada le ofrecía hospitalidad y descanso para poder luego continuar su camino, pero también aprovechaba la ocasión para encaminar algunas almas con consejos espirituales importantes, para la salvación de las mismas.
Así la fama de Patapio se extendió rápidamente y muchos iban en busca de él, para poder escuchar de su boca las enseñanzas del Evangelio; luego de un tiempo él Santo se traslado a Constantinopla queriendo pasar desapercibido. Patapio encontró en Blajernes un lugar muy tranquilo donde se quedo, pero luego de un tiempo San Patapio por su vida santa y humilde también fue muy conocido aquí. Este gran ermitaño murió mientras oraba a Dios y sanaba a los enfermos.




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